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El Casabe: pan ancestral de Venezuela

…se cuenta que hace muchísimo tiempo ellos eran tan pobres que carecían totalmente de alimento y de agua, viéndose obligados a comer tierra. En el cielo, vivía la dueña de la yuca, que en anteriores crisis los había aliviado enviándoles casabe y agua. Solicitaron sus favores a través de emisarios que no regresaron, entonces, entre los miembros del grupo decidieron intentar llegar hasta el cielo de otras maneras. Uno se convirtió en ave y pudo traer agua para su pueblo. Otro, que subió al cielo transformado en mono, de unos hermosos yucales que allí vio, robó una astilla que trajo oculta entre sus uñas hasta la tierra de los Yekuana, donde la entregó a las mujeres del grupo, que desde entonces serían las encargadas de sembrarla. Sus hermanos ya no pasarían hambre.

Mito Ye’kuana

Este texto de los Ye’kuana, etnia que habita al sur de Venezuela en los estados Bolívar y Amazonas, da cuenta del papel entrañable que han desempeñado la yuca y el casabe en el desarrollo de su sociedad y cultura.  Papel que intentaremos mostrar en el presente trabajo, en un recorrido que parte de las comunidades originarias entre las cuales se domesticó la yuca y se inició la elaboración del casabe, pasando a ser desde entonces uno de “los panes de esta tierra”. Esa práctica alimentaria de amplia significación cultural, ha continuado a lo largo de los diferentes momentos de nuestro proceso socio-histórico, sirviendo de componente básico en la alimentación de las comunidades que habitan buena parte del territorio que conforma nuestro país, hasta constituir hoy día un pan de raigambre ancestral y plena vigencia, que gracias a su versatilidad, no sólo acompaña y forma parte de diferentes platillos y preparaciones, sino que, en las últimas décadas, ha dado lugar a una variada gama de usos innovadores y a un importante proceso de internacionalización fundamentado en su durabilidad y excelentes atributos para la salud. Así que los invito a compartir este convite organizado en cuatro partes: En la primera se presentan algunas ideas referidas al proceso histórico del casabe en Venezuela, partiendo de los orígenes de la yuca y su domesticación en este territorio, de algunos testimonios etnohistóricos acerca de su elaboración y consumo y de su incorporación en el régimen alimentario criollo venezolano. En la segunda se ofrecen algunas consideraciones en torno a la significación simbólica y cultural del casabe, a partir de la aproximación a sus usos y prácticas sociales y a sus representaciones, valores y expresiones artísticas. – En la tercera, se presentan algunas ideas en torno a su difusión gastronómica, especificidades tradicionales e  innovaciones. – En la cuarta se esbozan unas ideas de cierre en torno al valor patrimonial del casabe en nuestro país.

I

La yuca, Manihot esculenta Crantz, es uno de los cultivos alimenticios americanos más antiguo e importante, poco conocida en Europa, pero que a partir del siglo XVI ha contado con una extraordinaria difusión, muy especialmente en Africa, dadas sus características de cultivo tropical de gran versatilidad, siendo más tarde introducida “…a las islas del Océano Indico, a la India y a otras regiones del Lejano Oriente” (Carrizales, 1984, 24). La yuca  puede crecer hasta los 2000 metros de altitud en terrenos muy áridos, pero también en zonas de lluvias frecuentes, mientras sus raíces no estén expuestas al agua estancada, necesita un clima cálido homogéneo, resultando  óptima una temperatura de 24° C y “…crece mejor bajo condiciones de humedad relativamente alta, en la cercanía de las costas y en los suelos arenosos-gredosos” (Wagner, 1991, 29). En lo que se refiere a su centro de origen, no cabe duda que procede de las tierras bajas del Caribe, donde apareció aproximadamente 4.000 años a.P., entre las cuencas del Amazonas y del Orinoco en la región nororiental de lo que hoy se denomina Amazorinoquia, aún cuando algunos autores han planteado un centro de origen secundario en Mesoamérica (Triana, 1982, 552).

La  yuca presenta dos variedades, amarga y dulce, dependiendo de los niveles de concentración que contenga de ácido cianhídrico HCN (ácido prúsico), la amarga presenta una concentración de más de 100 microgramos por 100 gr de yuca y la dulce menos de 50 microgramos. Estas variedades parecen depender de las condiciones agroecológicas y, según diferentes autores, dan cuenta de historias separadas, Sanoja menciona la posible precedencia del cultivo y utilización de la yuca dulce en relación con la tóxica o amarga,  señalando la existencia de una frontera de norte a sur al este de los Andes, que pareciera indicar “…un área occidental de mayor intensidad del cultivo y consumo de la yuca dulce, un área oriental donde se observa un relativo predominio de la yuca ‘brava’ y una región intermedia donde ambas aparecen cultivadas simultáneamente” (Sanoja, 1981, 123-124).

Yuca amarga del Amazonas. Foto: Federico Tischler

En el caso venezolano, la presencia de la yuca amarga está vinculada a la ocupación barrancoide del bajo Orinoco, cuyo período preclásico data desde hace 3000 años a.P. (Sanoja, 1981, 186), considerándose posible que hayan sido estos pobladores quienes desarrollaran la técnica de consumir la yuca bajo la forma de casabe (Sanoja, 1974, 50), como se desprende del hallazgo arqueológico de fragmentos de budares para la cocción de la masa de yuca. De la zona de Barrancas se expandió su cultivo, procesamiento y conocimiento hasta, por una parte, el noreste de Colombia y el oriente ecuatoriano y peruano, y por la otra, a las islas del Caribe donde la introdujeron  los aborígenes del oriente de Venezuela.

El vocablo yuca procede de la lengua Caribe, yog ca que significa “se amasa molida”, pero también se le conoce en América como mandioca, manioc, mañoco, rumu, arr, aipin, mandi’o, guacamota. Una de las mejores descripciones acerca de la yuca, sus variedades y usos, es la que ofrece  Galeotto Cey, banquero y comerciante de origen florentino que permaneció en la región centro-occidental de Venezuela entre 1544 y 1550:  

Yuca es una raíz de la cual se hace pan y bebidas en todas las Indias y se la encuentra de dos clases (…) llámase la una ‘caribe’ y la otra ‘boniata’. Caribe esa un vocablo indio que significa cualquier cosa fuerte, venenosa, cruel, iracunda, (…) De esta yuca Caribe hay bastante en esta isla (Santo Domingo) y en todas las otras, pero en Tierra Firme hay poca, y sí mucha de la otra que llaman ´boniata’, esto es dulce y no venenosa como caribe (…) quien comiera estas raíces [la yuca amarga] así crudas y sin exprimir el jugo, rápidamente se le hincha la lengua, saliéndole gran mucosidad por la nariz, siente gran estupor en la cabeza, grandísima sed y fuego en el estómago, con un hinchamiento cruel (Cey, 1995, 20).

Manihot esculenta

Ocarina Castillo D´Imperio

OCARINA CASTILLO D’IMPERIO Caracas, Venezuela 1951. Antropóloga, Magíster en Historia Contemporánea de Venezuela y Doctora en Ciencias Políticas. Profesora Titular de la Universidad Central de Venezuela. Investigadora y docente en Historia Contemporánea de Venezuela y Antropología Social. Dedicada al tema de la Antropología Alimentaria desde el año 2006. Fundadora de la Cátedra Antropología de los Sabores en la Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela y del Diplomado “Alimentación y Cultura en Venezuela” de la UCV. Individua de Número de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela. Autora y coautora de numerosas publicaciones sobre temas históricos, culturales, gastronómicos y educación superior.

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